jueves, 18 de junio de 2015

Reseña: Wabi-Sabi

¡Buenos días, surcadores de letras! Aquí va la reseña de la segunda parte de amor en minúscula
Título: Wabi-Sabi
Autor: Francesc Miralles
Editorial: Ediciones B
Encuadernación: tapa blanda con sobrecubierta
PVP: 12'95
Páginas: 220
Argumento: Samuel mantiene desde hace ocho años una relación con Gabriela, pero sigue viviendo solo en su piso de soltero, ocupado con sus clases de alemán y ayudando ocasionalmente a Titus, su vecino redactor de manuales de autoayuda.
La primera mañana de junio recibe una postal sellada en Japón que muestra un gato con la pata levatnada y una enigmática nota: "WABI-SABI". Días más tarde le llega una segunda postal con la fotografía de un templo.
Un evento inesperado lo impulsará a viajar al país asiático, donde aprenderá la belleza de las cosas imperfectas y se abrirá una inesperada ventana al amor.


No ha estado mal. Francesc Miralles se hace más filósofo en esta novela. No sé si será porque hay que leerlo siendo muy mayor pero, respecto a la historia del personaje, es decir, lo que le pasa a Samuel me dejó un poco, pero solo un poco... defraudada. No obstante, he aprendido con este libro muchas cosas muy interesantes. 

El protagonista viaja a Japón para averiguar quién le está mandando postales. Cuando llega allí, queda fascinado. La cultura (el idioma, la forma de vida, la comida...) de Japón no tardan en llamarle la atención. Lo mira todo, atónito. Pero rápidamente se recuerda que no ha ido a hacer turismo... No, ha ido para buscar y encontrar a la persona que le envía postales. Inesperadamente, hará amigos: un hombre que se pasa todas las noches en un bar sin nombre y con karaoke. También a una muchacha muy hermosa que resulta ser una geisha... Y no solo descubre personas, sino también formas de vida. Sí, empieza a encontrarle sentido a la expresión Wabi-Sabi. No obstante, le va encontrando el sentido a medida que van pasando los días porque resulta que, o bien se plantea "buscar" a la persona de las postales otro día o bien nadie le entiende con las señas. Cuando pasan varios días, Samuel descubre quién es quien le enviaba las postales. Y, aunque le hiciera viajar a Japón, no deja de estarle agradecido, ya que ese viaje le abre los ojos hacia el Wabi-Sabi.

El final no ha estado mal. Creo que no podría ser de otra manera. Te hace plantearte muchas cosas, sobre todo lo de que todo pasa por algo. ¿Se puede decir que es un final feliz? Sí, por qué no. Sí, en realidad no hay muertos... Bueno, eso no es del todo cierto...

En resumen, que lo recomiendo. Este libro te hará reflexionar más que la primera novela. Aquí "están en juego" muchas más cosas, ya no solo la relación con las personas (que es lo que más se trabaja en amor en minúscula), sino tu 'yo interior'. ¿Hasta qué punto conoces la belleza? O, mejor dicho, ¿qué es para ti la belleza? ¿Crees en serio que la conoces? Entonces, no te extrañe recibir postales de Japón...
Os deseo un feliz jueves.

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